Reseña histórica

Salinas está ubicado en el cantón Ibarra, provincia de Imbabura, aproximadamente a 25,5 Km de la ciudad de Ibarra, colinda con la ciudad del conocimiento Yachay, a una altura que oscila entre los 1400 y los 2850 msnm, comprende una superficie de 77,79 km2.

Salinas tiene una población de acuerdo al último censo de 2374 habitantes y fue creada el 25 de junio de 1824. Sin embargo, los datos sobre la existencia de este lugar son anteriores, toda vez que Fray Juan Nepomuceno de Suarez en un informe al comendador del convento de la Merced de Quito, fechado en 15 de septiembre de 1598 le comenta que: “en el antiguo camino del inca que saliendo de Carangue toma la ruta hacia Mira pero pasa por el pueblo de las Salinas que es un lugar casi desolado por el paisaje agreste pero habitado por indios naturales que sobre todo en los meses de verano extraen el preciado mineral de la sal con la que los indios desde muy antiguo comerciaban con los habitantes de las tierras frías y se dice que el inca las tenía por posesiones muy valiosas, razón por la que ordenó que no sean utilizadas todos los días del año y se hagan extracciones de sal para que los naturales la usen junto con la hoja de coca que se hallaba en abundancia en los montes de un pueblo que se llamaba Pimampiro.

La historia señala que, para la cultura andina, la sal fue un producto vital. Aunque la recolección la hacían hombres y mujeres, eran estas las últimas que más aportaban porque en la visión indígena; las mujeres están vinculadas a la tierra que es la madre y por este motivo ellas debían realizar esta actividad.

Los primeros informes que existen sobre la producción de minas de sal natural en la región de Ibarra, se deben a los Jesuitas, quienes en sus cuentas anuales a los superiores de Quito referían sobre este mineral, señalando que se lo podía encontrar en la cuenca del río Mira, pero particularmente en el pueblo que tiene el mismo nombre, es decir Salinas.

Con seguridad los indios comerciantes llamados mindalaes o mindalas fueros los responsables de este intercambio el mismo que era trasladado en grandes cantidades a la zona de Quijos por el Oriente y llegaba hasta Pasto, las montañas adyacentes por el Norte.

Por el Sur el producto llegaba hasta Quito. La sal era cambiada por oro, ají y algodón. En algunos lugares tales como los de Lita, la sal era considerada una moneda y con ella se podía realizar varias transacciones comerciales.

En igual forma, en periodo colonial, la sal de Salinas era un producto de exportación hacia Nueva Granada y Perú, pero este mineral, debido a su baja elaboración y pureza, no era utilizada para las comidas sino como medicina para emplearlo en emplastos y aliviar golpes y dolores musculares.

Luego de que se decretó la creación de la provincia de Imbabura, posiblemente el primerteniente de corregidor (teniente político) fue el señor Juan de Dios Narváez, pues él firma una demanda hacia el Gobernador de Ibarra contra Francisco Herrera, quién era dueño de una fábrica de sal localizado en el sitio “La Empalizada”. Este dato corresponde a 1827.

Territorialmente, el pueblo de Salinas se ubica en las inmediaciones de la hacienda San Clemente que era una de las más grandes de la región, razón por la cual los moradores y las autoridades tenían una estrecha vinculación entre sí.

Esta hacienda fue propiedad de los padres Agustinos hasta el año de 1847, quienes la administraron en forma directa en algunas ocasiones; en otras, empleando la modalidad de arrendamiento. En este año la venden a Manuel Freile y Chiriboga, que a su vez la transfiere a los hermanos Carlos y Ricardo Serrano para que exploten el lugar.

Debido a problemas internos venden la propiedad a los padres Mercedarios en el año de 1886. Estos religiosos deciden solicitar al obispo de Ibarra, Mons. Pedro Rafael González Calixto se cree la parroquia eclesiástica de Salinas bajo la advocación de “Santa Catalina Virgen y Mártir” hecho ocurrido el 20 de junio de 1886.

No se sabe a ciencia cierta si esa designación fue registrada en las memorias de la curia de Ibarra, por cuanto no hay evidencias; sin embargo, en los libros parroquiales se la conoce como parroquia Santa Catalina de Salinas. La referida bienaventurada fue y es la patrona del convento de la Merced de Ibarra, siendo una de las religiosas Mercedarias de mayor devoción en el siglo XIX. No se debe confundir con el nombre de Santa Catalina de Siena, propia de la Orden Dominicana.

Publicado en Nosotros el 01 de February de 2024.